¿Qué es?
La atención conjunta se define como la capacidad de una persona para compartir con otra persona el foco hacia un determinado objeto o evento mediante el uso de gestos, como seguir la mirada o señalar.
La atención conjunta se logra cuando, por ejemplo, dos personas se miran a los ojos, una de ellas señala un objeto, ambas miran el objeto y después se vuelven a mirar a los ojos. Se dice entonces que ‘han compartido la experiencia de ese objeto’.
La atención conjunta ha sido dividida en dos grandes procesos: iniciar el proceso de atención conjunta y responder a él.
Iniciar la atención conjunta se refiere al uso del contacto visual, el cambio de mirada y los gestos para dirigir la atención de un compañero/a social a un/a referente de interés, mientras que responder a la atención conjunta se refiere a la respuesta siguiendo, señalando o mostrando la mirada para mejorar la interacción social con las demás personas.
¿Cuándo se desarrolla?
Generalmente, los niños/as comienzan a participar en interacciones de atención conjunta entre los 6 y los 12 meses (por ejemplo, el bebé mira el juguete que la persona cuidadora tiene en sus manos y luego el/la bebé mira a los ojos del cuidador/a compartiendo la presencia del juguete). Se espera que desarrollen las habilidades de seguir la mirada y señalar a los 2 años.
Muchos/as de los/las niños/as entre los 8 y 10 meses con un desarrollo típico, siguen la mirada de una persona adulta y la mayoría de 11 a 14 meses lo hacen.
¿Qué implicación tiene esta habilidad en el desarrollo de la persona?
El uso adecuado de la atención conjunta se considera esencial para la interacción social y el desarrollo del lenguaje.
En concreto, el seguimiento de la mirada se ha considerado una respuesta importante a la habilidad de atención conjunta porque contribuye a comprender lo que la otra persona está pensando, sintiendo e intentando hacer, facilitando así el desarrollo de la Teoría de la Mente, que es la capacidad de atribuir estados mentales (creencias, intenciones, deseos, emociones y conocimientos) hacia uno/a mismo y hacia los/las demás.
¿Qué dificultades tienen las personas con autismo y discapacidad intelectual para el desarrollo de esta habilidad?
Muchas personas con autismo y discapacidad intelectual tienen dificultades en la atención conjunta que pueden estar presentes no solo en las primeras etapas de desarrollo sino a lo largo de toda su vida. Como consecuencia, pueden perder muchas oportunidades de comunicación, socialización y aprendizaje significativo.
El inicio de la atención conjunta y la respuesta a la atención conjunta son dos partes distintas de esta habilidad que se desarrollan de manera diferente -y se asocian a distintos patrones cerebrales-, a medida que las personas crecen.
En la etapa preverbal (antes de adquirir la comunicación verbal), se pueden observar diferencias significativas en la forma de iniciar la atención conjunta y responder a la atención conjunta de los bebés con autismo en comparación con bebés de desarrollo típico.
Los/las bebes con autismo no suelen participan en la respuesta a la atención conjunta, como seguir la mirada, mostrar y señalar como lo hacen los/las niños/as de desarrollo típico. Sin embargo, estas diferencias parecen menos evidentes a los 30 meses con el desarrollo del lenguaje verbal y la madurez mental. Aunque a partir de esta edad son menos evidentes, no parecen remitir las diferencias en el desarrollo de esta habilidad entre menores de desarrollo típico y menores con autismo, sino que continúan durante el período preescolar, en algunos casos, incluso hasta la edad adulta.
Por lo tanto, las dificultades en la respuesta a la atención conjunta son críticas para muchos aspectos del desarrollo de los/as niños/as con autismo, en especial para la adquisición temprana del lenguaje, mientras que las dificultades en el inicio de la atención conjunta parecen estar más asociadas a diferencias crónicas en el desarrollo.