El distanciamiento social y el confinamiento en el domicilio son dos nuevas circunstancias de nuestra realidad a las que todos debemos adaptarnos para hacer frente a la crisis que ha generado esta pandemia, sin precedentes, producida por el COVID-19. Estos cambios, que hemos iniciado sin una fecha fija de finalización, son difíciles de asumir para cualquier ciudadano, pero todavía lo son más para las personas con TEA y sus familias.
La inflexibilidad de comportamiento y pensamiento que caracteriza a las personas con TEA, hace que se encuentren inseguros cuando las situaciones no son tal y como esperaban, y vivencian con un marcado malestar, angustia y ansiedad los pequeños cambios que se producen en su cotidianidad. Por ello, necesitan ayuda para entender esas modificaciones y saber cómo enfrentar las situaciones nuevas.
Teniendo en cuenta este patrón de funcionamiento habitual de las personas con autismo, podemos considerar que la alteración radical, que esta crisis, supone para la vida diaria de todos en general, y de las personas con TEA en particular, unido a la extremadamente rápida necesidad de adaptarse a la nueva realidad sin una preparación previa, puede situar a las personas con autismo y sus familias en circunstancias críticas donde es necesario extremar la cautela, e intensificar los apoyos para este colectivo.
Así, la pérdida de rutinas estables y predecibles, combinada con el cumplimiento de algunas de las medidas impuestas por el RD463/2020, de 14 de marzo, como por ejemplo la permanencia prolongada en el domicilio, puede suponer alteraciones significativas en el comportamiento de estas personas y/o afecciones severas en su bienestar psicofísico y personal, con un mayor impacto que en la población general.
Esta problemática es más acusada en aquellas personas con TEA que viven solas o tienen un círculo de apoyo reducido. Además, las familias se han visto abocadas afrontar dificultades añadidas al desafío constante que ya solía conllevar la atención a su familiar con TEA, pudiendo intensificarse el nivel de estrés, los sentimientos de desesperanza, las dificultades para conciliar su vida laboral y personal, o para manejar la dinámica familiar.
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