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Proyecto ARBIT – Mejora de la atención conjunta para las personas con autismo

ARBIT es un proyecto europeo, en el que participa Federación Autismo Castilla y León y tiene como objetivo explorar y promover la aplicabilidad de un innovador sistema de realidad aumentada llamado Pictogram Room.

Esta herramienta está diseñada para facilitar el entrenamiento de las habilidades básicas como son el desarrollo del conocimiento corporal, atención conjunta y la imitación en el alumnado con autismo y discapacidad intelectual. Estas habilidades se consideran fundamentales para desarrollar la competencia social, en la cual las personas con Trastorno del Espectro del Autismo tienen grandes dificultades.

Como os hemos comentado, una de esas habilidades que el proyecto ARBIT pretende mejorar es la atención conjunta. A continuación, aclaramos en qué consiste y qué dificultades tienen las personas con autismo y discapacidad intelectual en el desarrollo de esta competencia.

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¿Qué es?

La atención conjunta se define como la capacidad de una persona para compartir con otra persona el foco hacia un determinado objeto o evento mediante el uso de gestos, como seguir la mirada o señalar.

La atención conjunta se logra cuando, por ejemplo, dos personas se miran a los ojos, una de ellas señala un objeto, ambas miran el objeto y después se vuelven a mirar a los ojos. Se dice entonces que ‘han compartido la experiencia de ese objeto’.

La atención conjunta ha sido dividida en dos grandes procesos: iniciar el proceso de atención conjunta y responder a él.

Iniciar la atención conjunta se refiere al uso del contacto visual, el cambio de mirada y los gestos para dirigir la atención de un compañero/a social a un/a referente de interés, mientras que responder a la atención conjunta se refiere a la respuesta siguiendo, señalando o mostrando la mirada para mejorar la interacción social con las demás personas.

¿Cuándo se desarrolla?

Generalmente, los niños/as comienzan a participar en interacciones de atención conjunta entre los 6 y los 12 meses (por ejemplo, el bebé mira el juguete que  la persona cuidadora tiene en sus manos y luego el/la bebé mira a los ojos del cuidador/a compartiendo la presencia del juguete). Se espera que desarrollen las habilidades de seguir la mirada y señalar a los 2 años.

Muchos/as de los/las niños/as entre los 8 y 10 meses con un desarrollo típico, siguen la mirada de una persona adulta y la mayoría de 11 a 14 meses lo hacen.

¿Qué implicación tiene esta habilidad en el desarrollo de la persona?

El uso adecuado de la atención conjunta se considera esencial para la interacción social y el desarrollo del lenguaje.

En concreto, el seguimiento de la mirada se ha considerado una respuesta importante a la habilidad de atención conjunta porque contribuye a comprender lo que la otra persona está pensando, sintiendo e intentando hacer, facilitando así el desarrollo de la Teoría de la Mente, que es la capacidad de atribuir estados mentales (creencias, intenciones, deseos, emociones y conocimientos) hacia uno/a mismo y hacia los/las demás.

¿Qué dificultades tienen las personas con autismo y discapacidad intelectual para el desarrollo de esta habilidad?

Muchas personas con autismo y discapacidad intelectual tienen dificultades en la atención conjunta que pueden estar presentes no solo en las primeras etapas de desarrollo sino a lo largo de toda su vida. Como consecuencia, pueden perder muchas oportunidades de comunicación, socialización y aprendizaje significativo.

El inicio de la atención conjunta y la respuesta a la atención conjunta son dos partes distintas de esta habilidad que se desarrollan de manera diferente -y se asocian a distintos patrones cerebrales-, a medida que las personas crecen.

En la etapa preverbal (antes de adquirir la comunicación verbal), se pueden observar diferencias significativas en la forma de iniciar la atención conjunta y responder a la atención conjunta de los bebés con autismo en comparación con bebés de desarrollo típico.

Los/las bebes con autismo no suelen participan en la respuesta a la atención conjunta, como seguir la mirada, mostrar y señalar como lo hacen los/las niños/as de desarrollo típico. Sin embargo, estas diferencias parecen menos evidentes a los 30 meses con el desarrollo del lenguaje verbal y la madurez mental. Aunque a partir de esta edad son menos evidentes, no parecen remitir las diferencias en el desarrollo de esta habilidad entre menores de desarrollo típico y menores con autismo, sino que continúan durante el período preescolar, en algunos casos, incluso hasta la edad adulta.

Por lo tanto, las dificultades en la respuesta a la atención conjunta son críticas para muchos aspectos del desarrollo de los/as niños/as con autismo, en especial para la adquisición temprana del lenguaje, mientras que las dificultades en el inicio de la atención conjunta parecen estar más asociadas a diferencias crónicas en el desarrollo.

Conoce más acerca del proyecto ARBIT, a través de su página web, suscribiéndote a su newsletter o siguiéndolo en sus perfiles de redes sociales en: Facebook, Twitter, y Youtube.

 

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