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Testimonio

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Hola, soy Alonso, un hombre de 43 años que tiene Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Mi diagnóstico fue tardío y por ello, he pasado demasiado tiempo sin comprender muchas cosas de mi etapa de niñez y juventud.

Con respecto al empleo, ahora estoy en paro. Me gustaría que las organizaciones tuvieran más en cuenta a las personas con TEA para determinados trabajos porque somos capaces de hacerlo tan bien como el resto de personas.

Mi diagnóstico fue a los 39 años. Tal vez, si me lo hubieran dado antes, no hubiese pasado por tantas depresiones, angustias y tanta incomprensión. Mi trayectoria ha sido dura, he tenido que hacer un gran esfuerzo a lo largo de mi vida. Por ejemplo, mis padres siempre han considerado que era diferente, pero trataban de esconderlo, evitando reconocerlo y aceptar mi dificultad. Así, el diagnóstico me ayudó para darme respuestas a tantas preguntas, sentimientos y aspectos que no entendía.

En lo académico, logré acabar los estudios de secundaria obligatoria y una formación profesional de grado medio. Sin profundizar en todo el periodo escolar, decir que tuve dificultades, y encontré ayuda y protección en algunos de mis profesores, sin embargo, otros hacían todo lo posible porque me fuese de ese curso y de ese centro.

Siempre he tenido problemas de interacción, no tengo muchos amigos y me cuesta bastante mantenerlos, aun así, me gusta mucho hablar con la gente en mis ratos libres. Un aspecto en el que tengo dificultades es en comprender los dobles sentidos, y ya de niño, mis compañeros me hacían muchas bromas, algunas pesadas, que incluso llegaron a hacerme más agresivo.

A veces podemos necesitar determinados apoyos, y estoy convencido que, si me hubieran diagnosticado de niño, me hubieran ayudado mucho antes, y quizás, algunas de las cosas que me pasan ahora se hubiesen suavizado.

En los inicios de mi vida laboral, no lo tuve nada fácil. Era muy joven e inexperto y aterricé en un mundo muy competitivo. Una realidad todavía más complicada para mí.

Mi desarrollo laboral siempre se ha visto dificultado por las peculiaridades de mi comprensión. A menudo, no me renovaban en los trabajos o me despedían de un día para otro. Al principio, mis superiores y compañeros, no entendían que después de haberme explicado ciertas instrucciones y de transcurrir un tiempo, siguiera equivocándome, o que, al cambiarme los mandatos, lo hiciese mal. No entendían que me cuesta generalizar, que soy una persona literal. No entendían que los cambios que se realizan en la organización, como si nada, hacen que yo me bloquee y me agobie (por ejemplo, que me cambien el orden de las tareas de un día para otro), haciendo que pueda comportarme como si hubiera olvidado todo lo aprendido. Es más, me han llegado a juzgar como “un pasota”. ¡Ojalá la sociedad supiera un poquito más sobre el TEA, ya que con pequeños ajustes todo sería mucho más fácil para nosotros y para las organizaciones ya que podrían garantizar la calidad del trabajo!

Recibir el diagnóstico, me ayudó a entender mucho mejor lo que me ocurría, y creí que eso mismo pasaría también en el entorno laboral. Pero no fue así, incluso empeoró. Seguí recibiendo vejaciones por parte de jefes, risas y sarcasmo por parte de compañeros por mi forma de trabajar, sobre todo por no entender bien lo que me decían. Incluso creo que llegué a sufrir mobbing. Las organizaciones no se adaptaban para nada a mis dificultades, así que por mucho empeño que pusiera, las cosas no salían bien. Las personas utilizaban frases muy generales y órdenes que para mí no estaban claras; me daban tiempos muy cortos, queriendo todo excesivamente deprisa y sin tiempo para descansar y, algunas las personas tenían reacciones muy drásticas que incluso, en alguna ocasión me llegó a generar miedo.

Los itinerarios de inserción sociolaboral, están avanzando en la mejora de la integración laboral de las personas con TEA, sin embargo, creo que todavía queda mucho por hacer para llegar a lograr este objetivo (más estudios, cambios en la normativa…)

En relación al COVID -19, puedo decir que veo la vida de una forma más negativa, con mucha incertidumbre en todos los aspectos y en concreto, en el mundo laboral, pienso mucho en si voy a poder conseguir un trabajo digno con todo lo que está pasando.

He vivido toda esta situación de una forma traumática, no sabía cómo actuar. Gracias al apoyo de mi familia, en especial de una persona que ha estado conmigo en todo momento, he ido superando estos meses.

Espero que la administración se acuerde de las personas con TEA, y nuestras dificultades de empleabilidad, y proponga medidas para ayudarnos en esta dura crisis.

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